Giuseppe Conte nació en 1945 en Porto Maurizio (Liguria) y reside en Sanremo.
Entre otros libros, ha publicado: L’ultimo aprile bianco, Le stagioni y L’oceano e il ragazzo.
LA CONQUISTA DE MÉXICO
EL SUEÑO DEL DÍA DE LOS TREINTA AÑOS
El sol destruye y da, el sol
sabe perderse, lo ama todo, y sin
amor, sin piedad, sin sentir
más que su propio esparcirse:
el sol sabe volver, alza los primeros
silbidos entre los árboles del parque, llegará a las ventanas
cerradas con manos de trepador. Es indiferente
y silencioso, brutal, pero también pródigo,
delicado. Resquebraja, desflora, incendia, pero
sabe deshacerse en el cuello de una campanilla. Destruye y
da, es ligero e inmenso, sabe volver –
es célibe como el mar, individual, estéril.
Yo que tengo treinta años, que ya no puedo
crecer, que no sé volver, elijo
palabras para ser el dios del sol –
yo flor, yo piedra, yo luz, para dar
el don ligero e inmenso del
poema
LA CONQUISTA DEL MESSICO
IL SOGNO DEL GIORNO DEI TRENT’ANNI
Il sole distrugge e dona, il sole
sa perdersi, ama tutto, e senza
amore, senza pietà, senza sentire
nient’altro che il proprio spargersi:
il sole sa tornare, alza i primi
fischi tra gli alberi del parco, giungerà sulle finestre
chiuse con mani di rampicante. È incurante
e silenzioso, brutale, ma è prodigo anche,
delicato. Sgretola, disfiora, incendia, ma
sa disfarsi nel collo di una campanula. Distrugge e
dona, è leggero e immenso, sa tornare-
è celibe come il mare, individuale, sterile.
Io che ho trent’anni, che non posso più
crescere, che non so tornare, scelgo
parole per essere il dio del sole-
io fiore, io pietra, io luce, per donare
il dono leggero e immenso del
poema
NANAUATZIN
Entre los pómulos y las pupilas tengo noche, tengo
zarzas; no es mía, no es mía la
piel que se abre en surcos, las largas
pestañas de ceniza que vuelan, los
párpados caídos: tengo pozos
bajo la nuca, mi boca alta
en el cráneo es cráter, tiene bordes
que la lava alcanza, pasa.
No son míos los cabellos
fósiles, las largas pestañas de
ceniza, la barba de conchas.
En el costado los precipicios son rocas
de cuarzo, madrigueras de serpiente, lluvia
de escamas del desierto, profundidades ahora, llanuras
y barreras de algas, móviles, agitadas por las
corrientes
Tengo brazos de golfos, dedos
de promontorios, las uñas ahora atraviesan
el mar hasta el horizonte, tengo rodillas
delgadas, de grutas, y mil pulgares de
olas
No amor, recuerdos, piedad, nombre.
Como el mar célibe, individual, consagrado
al juego de la vida en la esterilidad, a
consumirse y hacer nacer.
Surjo. No hay mundo más allá de mis nuevas
manos abiertas, de mis nuevos pies que
corren, soy tierra, soy hierba, soy
las primeras palmeras, las primeras mesetas, soy
la mañana, el aullido de la amapola silvestre
que quiere brotar. Yo hoy, yo flor, yo
piedra, yo tinieblas, yo luz.
Me alzo en el cielo, caballos ruanos de
nubes
NANAUATZIN
Fra i zigomi e le pupille ho notte, ho
roveti: non è mia, non è mia la
pelle che si apre in solchi, le lunghe
ciglia di cenere che volano, le
palpebre crollate: ho pozzi
sotto la nuca, la mia bocca alta
sul cranio è cratere, ha orli
che la lava raggiunge, passa.
Non sono miei i capelli
fossili, le lunghe ciglia di
cenere, il mento di conchiglie.
Nel costato i precipizi son rocce
di quarzo, tane di serpente, pioggia
di scaglie di deserto, e i fianchi sono
sabbie che si fendono, fondali ora, pianure
e barriere d’alghe, mobili, agitate dalle
correnti
Ho braccia di golfi, dita
di promontori, le unghie ora traversano
il mare sino all’orizzonte, ho ginocchia
magre, di grotte, e mille alluci di
onde
Non amore, ricordi, pietà, nome.
Come il mare celibe, individuale, votato
al gioco della vita nella sterilità, a
consumarsi e far nascere.
Sorgo. Non c’è mondo al di là delle mie nuove
mani aperte, dei miei nuovi piedi che
corrono, sono terra, sono erba, sono
le prime palme, i primi altopiani, sono
il mattino, l’urlo del papavero selvaggio
che vuole sbocciare. Io oggi, io fiore, io
pietra, io buio, io luce.
Mi alzo nel cielo, cavalli rovani di
nuvole
TEZCATLIPOCA
Estoy solo sobre la pirámide de Quautixicalco
he tocado toda la noche, espejo
de arenas ciegas, de nidos vacíos, de
árboles hundidos entre las frías
piedras
Pero ahora nubes como capuchinas, como
caléndulas se encienden más allá de las cancelas
abiertas del aire, ahora se despiertan
los hombres en las casas de la ciudad, las
primeras canoas van por caminos
de agua
Vendrán Xochitl, Quetzal, pero el amor
no basta para hacer volver la mañana.
El amor no conoce los nombres, no conoce el tiempo
de los hombres, el amor que es
destruir, es jugar, quemar, desflorar,
que es ligero e
inmenso, que da sin pedir, que hace
florecer y reseca, rompe
la corteza y truena, espera la
lluvia
Yo sonido, yo lluvia, yo corteza, yo
piedra, amor, Xochitl, Quetzal ahora, amor, ahora
[ríen porque me muero: es
amor. El rayo florecido alza recintos de
miradas
Yo extiendo las manos abiertas, soy
de sangre, soy de luz, yo corro
con mis pies, soy tierra, soy
hierba, soy capuchinas, caléndulas que se abren
de fuego, los grandes cedros sobre los lagos, las
mariposas, las lagartijas que saltan
de las matas de salvia, los ciervos
con patas de caña. Soy las
palmeras lúcidas y polvorientas, las playas
encendidas por las largas olas, las
conchas removidas en la orilla del mar:
Xochitl, Quetzal ríen ahora, danzan, y yo
me muero, hago volver
el alba
TEZCATLIPOCA
Sono solo sulla piramide di Quautixicalco
ho suonato tutta la notte, specchio
di sabbie cieche, di nidi vuoti, di
alberi affondati tra le fredde
pietre
Ma ora nuvole come nasturzi, come
calendule si accendono oltre i cancelli
aperti dell’aria, ora si svegliano
gli uomini nelle case della città, le
prime canoe vanno per vie
d’acqua
Verranno Xochitl, Quetzal, ma l’amore
non basta a far tornare il mattino.
L’amore non sa i nomi, non sa il tempo
degli uomini, l’amore che è
distruggere, è giocare, bruciare,
[disfiorare, che è leggero e
immenso, che dona senza chiedere, che fa
fiorire e rinsecca, spacca
la corteccia e tuona, attende la
pioggia
Io suono, io pioggia, io corteccia, io
pietra, amore, Xochitl, Quetzal giocano ora, amore,
ora ridono perché muoio: è
amore. Il fulmine fiorito alza recinti di
sguardi
Io stendo le mani aperte, sono
di sangue, sono di luce, io corro
con i miei piedi, sono terra, sono
erba, sono nasturzi, calendule che si aprono
di fuoco, i grandi cedri sui laghi, le
farfalle, le lucertole che saltano
dai cespugli di salvia, i cervi
con le zampe di canna. Sono le
palme lucide e polverose, le spiagge
accese dalle onde lunghe, le
conchiglie smosse sulla riva del mare:
Xochitl, Quetzal ridono ora, danzano, e io
muoio, faccio tornare
l’alba
Entre otros libros, ha publicado: L’ultimo aprile bianco, Le stagioni y L’oceano e il ragazzo.
LA CONQUISTA DE MÉXICO
EL SUEÑO DEL DÍA DE LOS TREINTA AÑOS
El sol destruye y da, el sol
sabe perderse, lo ama todo, y sin
amor, sin piedad, sin sentir
más que su propio esparcirse:
el sol sabe volver, alza los primeros
silbidos entre los árboles del parque, llegará a las ventanas
cerradas con manos de trepador. Es indiferente
y silencioso, brutal, pero también pródigo,
delicado. Resquebraja, desflora, incendia, pero
sabe deshacerse en el cuello de una campanilla. Destruye y
da, es ligero e inmenso, sabe volver –
es célibe como el mar, individual, estéril.
Yo que tengo treinta años, que ya no puedo
crecer, que no sé volver, elijo
palabras para ser el dios del sol –
yo flor, yo piedra, yo luz, para dar
el don ligero e inmenso del
poema
LA CONQUISTA DEL MESSICO
IL SOGNO DEL GIORNO DEI TRENT’ANNI
Il sole distrugge e dona, il sole
sa perdersi, ama tutto, e senza
amore, senza pietà, senza sentire
nient’altro che il proprio spargersi:
il sole sa tornare, alza i primi
fischi tra gli alberi del parco, giungerà sulle finestre
chiuse con mani di rampicante. È incurante
e silenzioso, brutale, ma è prodigo anche,
delicato. Sgretola, disfiora, incendia, ma
sa disfarsi nel collo di una campanula. Distrugge e
dona, è leggero e immenso, sa tornare-
è celibe come il mare, individuale, sterile.
Io che ho trent’anni, che non posso più
crescere, che non so tornare, scelgo
parole per essere il dio del sole-
io fiore, io pietra, io luce, per donare
il dono leggero e immenso del
poema
NANAUATZIN
Entre los pómulos y las pupilas tengo noche, tengo
zarzas; no es mía, no es mía la
piel que se abre en surcos, las largas
pestañas de ceniza que vuelan, los
párpados caídos: tengo pozos
bajo la nuca, mi boca alta
en el cráneo es cráter, tiene bordes
que la lava alcanza, pasa.
No son míos los cabellos
fósiles, las largas pestañas de
ceniza, la barba de conchas.
En el costado los precipicios son rocas
de cuarzo, madrigueras de serpiente, lluvia
de escamas del desierto, profundidades ahora, llanuras
y barreras de algas, móviles, agitadas por las
corrientes
Tengo brazos de golfos, dedos
de promontorios, las uñas ahora atraviesan
el mar hasta el horizonte, tengo rodillas
delgadas, de grutas, y mil pulgares de
olas
No amor, recuerdos, piedad, nombre.
Como el mar célibe, individual, consagrado
al juego de la vida en la esterilidad, a
consumirse y hacer nacer.
Surjo. No hay mundo más allá de mis nuevas
manos abiertas, de mis nuevos pies que
corren, soy tierra, soy hierba, soy
las primeras palmeras, las primeras mesetas, soy
la mañana, el aullido de la amapola silvestre
que quiere brotar. Yo hoy, yo flor, yo
piedra, yo tinieblas, yo luz.
Me alzo en el cielo, caballos ruanos de
nubes
NANAUATZIN
Fra i zigomi e le pupille ho notte, ho
roveti: non è mia, non è mia la
pelle che si apre in solchi, le lunghe
ciglia di cenere che volano, le
palpebre crollate: ho pozzi
sotto la nuca, la mia bocca alta
sul cranio è cratere, ha orli
che la lava raggiunge, passa.
Non sono miei i capelli
fossili, le lunghe ciglia di
cenere, il mento di conchiglie.
Nel costato i precipizi son rocce
di quarzo, tane di serpente, pioggia
di scaglie di deserto, e i fianchi sono
sabbie che si fendono, fondali ora, pianure
e barriere d’alghe, mobili, agitate dalle
correnti
Ho braccia di golfi, dita
di promontori, le unghie ora traversano
il mare sino all’orizzonte, ho ginocchia
magre, di grotte, e mille alluci di
onde
Non amore, ricordi, pietà, nome.
Come il mare celibe, individuale, votato
al gioco della vita nella sterilità, a
consumarsi e far nascere.
Sorgo. Non c’è mondo al di là delle mie nuove
mani aperte, dei miei nuovi piedi che
corrono, sono terra, sono erba, sono
le prime palme, i primi altopiani, sono
il mattino, l’urlo del papavero selvaggio
che vuole sbocciare. Io oggi, io fiore, io
pietra, io buio, io luce.
Mi alzo nel cielo, cavalli rovani di
nuvole
TEZCATLIPOCA
Estoy solo sobre la pirámide de Quautixicalco
he tocado toda la noche, espejo
de arenas ciegas, de nidos vacíos, de
árboles hundidos entre las frías
piedras
Pero ahora nubes como capuchinas, como
caléndulas se encienden más allá de las cancelas
abiertas del aire, ahora se despiertan
los hombres en las casas de la ciudad, las
primeras canoas van por caminos
de agua
Vendrán Xochitl, Quetzal, pero el amor
no basta para hacer volver la mañana.
El amor no conoce los nombres, no conoce el tiempo
de los hombres, el amor que es
destruir, es jugar, quemar, desflorar,
que es ligero e
inmenso, que da sin pedir, que hace
florecer y reseca, rompe
la corteza y truena, espera la
lluvia
Yo sonido, yo lluvia, yo corteza, yo
piedra, amor, Xochitl, Quetzal ahora, amor, ahora
[ríen porque me muero: es
amor. El rayo florecido alza recintos de
miradas
Yo extiendo las manos abiertas, soy
de sangre, soy de luz, yo corro
con mis pies, soy tierra, soy
hierba, soy capuchinas, caléndulas que se abren
de fuego, los grandes cedros sobre los lagos, las
mariposas, las lagartijas que saltan
de las matas de salvia, los ciervos
con patas de caña. Soy las
palmeras lúcidas y polvorientas, las playas
encendidas por las largas olas, las
conchas removidas en la orilla del mar:
Xochitl, Quetzal ríen ahora, danzan, y yo
me muero, hago volver
el alba
TEZCATLIPOCA
Sono solo sulla piramide di Quautixicalco
ho suonato tutta la notte, specchio
di sabbie cieche, di nidi vuoti, di
alberi affondati tra le fredde
pietre
Ma ora nuvole come nasturzi, come
calendule si accendono oltre i cancelli
aperti dell’aria, ora si svegliano
gli uomini nelle case della città, le
prime canoe vanno per vie
d’acqua
Verranno Xochitl, Quetzal, ma l’amore
non basta a far tornare il mattino.
L’amore non sa i nomi, non sa il tempo
degli uomini, l’amore che è
distruggere, è giocare, bruciare,
[disfiorare, che è leggero e
immenso, che dona senza chiedere, che fa
fiorire e rinsecca, spacca
la corteccia e tuona, attende la
pioggia
Io suono, io pioggia, io corteccia, io
pietra, amore, Xochitl, Quetzal giocano ora, amore,
ora ridono perché muoio: è
amore. Il fulmine fiorito alza recinti di
sguardi
Io stendo le mani aperte, sono
di sangue, sono di luce, io corro
con i miei piedi, sono terra, sono
erba, sono nasturzi, calendule che si aprono
di fuoco, i grandi cedri sui laghi, le
farfalle, le lucertole che saltano
dai cespugli di salvia, i cervi
con le zampe di canna. Sono le
palme lucide e polverose, le spiagge
accese dalle onde lunghe, le
conchiglie smosse sulla riva del mare:
Xochitl, Quetzal ridono ora, danzano, e io
muoio, faccio tornare
l’alba